SEVILLA FC CAPITULO 1: LA DOBLE PANTALLA


Arrancaba el Sevilla la defensa del título recibiendo en casa al Feyenoord en la primera jornada de la fase de grupos de la Europa League 2014-2105. Tras un verano cargado de salidas y entradas, a Emery le tocaba la papeleta de reconstruir-nuevamente- al equipo que se había proclamado campeón unos meses antes frente al Benfica en Turín. Muchas novedades en la plantilla del Sevilla y un enfrentamiento en el que calibrar cómo se podían desenvolver algunos de los nuevos jugadores sevillistas frente al teórico rival para el primer puesto del grupo suponían un aliciente interesante.

Y el partido dejó a las claras que en ese momento existía una diferencia de nivel importante entre ambos contendientes. El Sevilla se hizo con los tres puntos de manera plácida, con un fútbol de carácter bastante ofensivo y sin dejar ningún margen de maniobra al Feyenoord. Dos goles nacidos desde la estrategia ofensiva en la primera media hora decantaban el encuentro del lado sevillista muy pronto. Luego, una falta de resolución importante en las ocasiones por parte de los locales originó que el marcador no fuera mucho más abultado, como el transcurso del choque marcaba.

Pese a que el partido no presentó una gran exigencia para los de Emery, sí que nos dejó algunas cosas interesantes que analizar y nos permitió ver como se iban estableciendo algunas de las bases competitivas que serían cruciales a lo largo de la temporada. Las principales tienen que ver con las ideas ofensivas del equipo sevillano referentes a la salida de balón y el comportamiento del mediocampo en ese aspecto del juego. Sobre estas se volverá más adelante en el desarrollo del análisis sevillista y en este momento se tratarán otros aspectos que resultaron más cruciales para el resultado final del encuentro.



Tanto Feyenoord como Sevilla había firmado en la 2013-2014 temporadas bastantes exitosas, lo que supuso para ambos que equipos de superior categoría llamaran a sus puertas para hacerse con jugadores importantes en sendas plantillas. En los andaluces, Fazio, Rakitic o Alberto Moreno-entre otros- hacían sus maletas para buscar la gloria fuera de Nervión. En el caso del central argentino y del mediapunta croata se trataba de dos pérdidas que se podrían antojar bastante importantes, puesto que el modelo de juego que se había impuesto en el conjunto sevillista tenía a estos dos jugadores como los principales puntales-junto a Bacca-del modelo de juego desarrollado.

Los holandeses, subcampeones de la Eredivisie, tuvieron un desmantelamiento aún más acusado, perdiendo incluso a su entrenador Ronald Koeman. Los defensas Janmatt, De Vrij y Martins Indi no sólo cimentaban la seguridad defensiva de los de Rotterdam, todos ellos firmaron un mundial muy interesante en el que fueron titulares de la Holanda semifinalista. Los tres  fueron transferidos durante el verano. Pero quizás la baja más sensible, junto a la de Koeman, que tuvo que afrontar el Feyenoord ese verano fue la de Graziano Pelle, su goleador y principal estrella.

Esa gestión de los cambios pronunciados en las plantillas fue afrontada por las entidades de manera diferente. El Sevilla comenzaba la temporada bastante bien, pese a la derrota en la Súpercopa de Europa frente al Madrid, con dos victorias y un empate y desarrollando un juego más llamativo que con el que terminó el curso anterior. Sin embargo, el Feyenoord llegaba a su visita a Nervión lleno de dudas, con una sola victoria en los cinco partidos iniciales disputados en la Eredivisie y buscando redefinirse ante el convulso verano que había sufrido en el mercado de fichajes.

Emery utilizó el partido para ir dando entrada a los menos habituales, hasta ese momento, como titulares. Y observando la alineación inicial se podía ver que el choque fue considerado como una oportunidad de imponer rotaciones. Hasta ese entonces, jugadores como M´Bia, Banega, Reyes o Deulofeu no habían sido de la partida en ninguno de los partidos anteriores. En ese momento nadie podría prever que la alienación presentada frente al Feyenoord iba a estar compuesta por 8 titulares en la final de Varsovia, cuando se habían producido tantas rotaciones con respecto a las tres primeras jornadas disputadas en Liga.



Muchas novedades en el 11 inicial del Sevilla para enfrentar al Feyenoord con respecto a lo visto en el arranque de liga definían el planteamiento inicial de Unai Emery. Jugadores como Sergio Rico, Kolo, M´Bia, Deulofeu, Reyes o Banega disputaban sus primeros minutos como titulares. Pero pese a las rotaciones no se vieron grandes variaciones tácticas por parte del entrenador de Hondarribia en su planteamiento. La disposición de los jugadores volvía a ser la habitual, un 1-4-2-3-1 que acabaría por convertirse a lo largo del año todavía en más inamovible para el preparador sevillista que la anterior temporada.

Las novedades principales aparecían en la zona de mediapuntas, donde se pudo ver por primera vez en el año a los que se consideran los tres jugadores más talentosos de la plantilla andaluza. Para protegerse de la posible falta de trabajo defensivo de esta línea de vanguardi, Emery tiró de un doble pivote muy físico conformado por un Krychowiak que empezaba a causar grandes sensaciones entre los aficionados sevillistas y un M´Bia,  tras las negociaciones sobre su vuelta a la entidad, que ya estaba disponible después de un culebrón importante alrededor de su fichaje. Era la primera vez que esta pareja formaba junta de inicio y desde ahí se creó un idilio entre ambos que sería capital en los éxitos posteriores que tuvo el equipo.

Tácticamente, más allá  de optar por el talento en la mediapunta, la gran novedad era la utilización de bandas naturales en ataque. Emery ha demostrado en su trayectoria en Sevilla que le gusta que sus jugadores teóricamente más abiertos en el ataque no sean tales y prefiere que su zona de influencia sea más interior. Por eso es habitual ver a los mediapuntas de banda jugar a pierna cambiada. Sin embargo, frente al Feyenoord tanto Deulofeu como Reyes actuaron en su perfil natural de juego. Y se vio como alternaban situaciones de juego más profundo por los costados con el apoyo en zonas interiores para generar juego entre líneas-algo que a Unai le atrae bastante-. En ese sentido el comportamiento fue algo asimétrico, con un Reyes con mayor movilidad por todo el frente de ataque-algo que definirá su temporada en el equipo-. Mientras, Deulofeu actuaba más como teórico extremo, jugando situaciones de 1 contra 1 por fuera, aunque apareciera eventualmente por dentro.

El Sevilla disputaba un partido de presión alta, con intención  de robar el balón arriba o, en el caso de no conseguirlo, reducir el ataque rival. Y se mostraba dominante en el juego con balón. No podría decirse exactamente lo mismo desde el punto de vista del brillo del juego, que tuvo fases mejores y fases peores, pero volvió a sacar a relucir un aspecto que es determinante en su fútbol, la agresividad y la verticalidad ofensiva. En teoría la presencia de jugadores más técnicos en la zona de ataque debería haberle dado una mayor capacidad en el acierto de las combinaciones a gran ritmo, pero todavía habría que esperar al desarrollo de la temporada para que el equipo mejorara en ese sentido-algo que conseguiría con el paso de los meses y del afianzamiento en los minutos disputados por Banega y Reyes, principalmente-.

Podría decirse que este planteamiento por parte inicial de Emery tenía una intención clara, ir puliendo un registro más dominante con balón a su juego de la pasada temporada, definido principalmente por el repliegue y el contragolpe. Algo que durante todo el transcurso de la presencia de Unai en Sevilla ha tenido una intencionalidad muy importante y que poco a poco ha ido consiguiendo sin perder la fiabilidad defensiva que le ha dado tanto resultado. 



Dada la comodidad que había tomado el partido Emery dio entrada a Denis Suárez y Iago Aspas en el terreno de juego, pasando Banega a ser el teórico mediocentro que ocupaba la posición de Krychowiak. Con este cambio el de Hondarribia mataba dos pájaros de un tiro, probar la presencia de Ever en el mediocentro y dar minutos de descanso al mediocampista polaco, algo que no sería nada habitual al ser el futbolista que menos ha participado en las rotaciones y que se convirtió en piedra angular para el entrenador sevillista.


Sobre Banega sobrevolará durante una parte importante de la temporada la duda de cuál es su mejor posición, o más bien cuál es la posición que mejor le viene al equipo que ocupe Banega. Finalmente Emery conseguirá sacar un rendimiento excelso del argentino, algo que también estuvo puesto en tela de juicio durante el verano y los primeros meses de competición. Ever terminaría siendo un jugador contextual dentro del modelo de juego del Sevilla y de su rendimiento obtuvo el equipo grandes beneficios a lo largo de todo el año. Pero no lo hará como mediocentro del equipo, o como vértice inferior del mismo más bien, si no que destacará con la realización de labores ofensivas en posiciones más adelantadas.

Junto al talentoso mediocampista, Emery aprovechaba la inercia del partido para probar un planteamiento diferente a sus habituales. El partido contra el Feyenoord terminaba con todo el arsenal ofensivo y que se puede considerar como el más anárquico, móvil y que se sale de los sistemas de la plantilla. No sería finalmente un aspecto del que tuviera que tirar el Sevilla en el transcurso de la temporada de forma asidua y tampoco se produjo la necesidad de volver a él como recurso para dar la vuelta a los partidos. Pero la prueba quedó hecha con un resultado más o menos positivo.

Unai rodeó a Banega de Suárez, Reyes, Deulofeu y Aspas. Todos ellos prestos al apoyo del argentino en la progresión ofensiva, buscando juntarse alrededor del balón para avanzar en el juego de ataque. Vimos durante un tramo de partido un Sevilla muy diferente al habitual y que consiguió un punto más de calidad en su juego ofensivo que no se tradujo en el marcador.

Pero se empezaba a intuir una idea que Emery iría desarrollando durante los siguientes partidos y a lo largo de algunos meses del campeonato. Era el Sevilla de los escalones que analizaremos con mayor profundidad en otro capítulo, uno de los pasos intermedios más importantes que sufrió el equipo hasta alcanzar su definición final del modelo de juego.



La estrategia ofensiva fue la marca distintiva dentro del partido disputado contra el Feyenoord. El Sevilla hacia sus dos goles de sendos lanzamientos de falta lateral en los cuales, primero Krychowiak y luego M´Bia, decantaban el partido para el Sevilla. Dentro de los muchos conceptos tácticos que se pudieron ver en el desarrollo de este encuentro, las jugadas a balón parado fueron las determinantes de cara a la resolución del mismo.

En ese sentido debemos decir que Unai Emery pasa por ser uno de los entrenadores  profesionales más reputados a la hora de hablar del trabajo de estrategia y el juego a balón parado. El de Hondarribia siempre se ha significado como uno de los mejores preparadores de juego estratégico del fútbol europeo. Y de su pizarra surgieron los dos goles que le dieron la victoria al Sevilla FC frente al Feyenoord.

Unai cuenta en el club andaluz con grandes lanzadores en el juego a pelota parada- como Banega, Reyes o Deulofeu-, a la vez que tiene dentro de su plantilla grandes rematadores con un gran potencial en el juego aéreo. Pero contar con los especialistas no es condición suficiente para obtener un gran beneficio del juego estático. Es necesario trabajar este concepto semana a semana.

Y Emery, como enamorado de este aspecto del juego, le da una importancia capital tanto al trabajo como al rédito que se puede obtener de convertirse a su equipo en un especialista en las jugadas de estrategia. En esta ocasión fue Gerard Deulofeu el elegido como lanzador principal, siendo M´Bia la primera opción de remate con Krychowiak como alternativa secundaria. A partir de estos tres jugadores obtuvo sus dos goles el Sevilla frente al Feyenoord en el arranque de la competición.

Hay que decir que el rendimiento defensivo en la estrategia del equipo holandés dejó bastante que desear, pero no fue el único rival sevillista que sucumbió ante el poderío ofensivo en las jugadas a balón parado del cuadro andaluz. 


Un concepto fue el que cimentó el gran resultado que le dio el juego estático a los locales en este partido. Y este no es otro que la doble pantalla de dos de los efectivos que sitúa Emery en el área rival. A partir de esa pantalla se genera un bloqueo de los defensores que permite a los rematadores sevillistas llegar a la zona de remate sin oposición y así aprovechar aún mejor la capacidad rematadora de los mismos, que ya de por si es muy amplia y queda potenciada si puede contactar la pelota sin marcaje alguno.

Tres son los efectivos principales que utiliza Emery para atacar en la estrategia ofensiva: Carriço en zona de primer palo, M´Bia en la zona central o punto de penalti y Krychowiak en la zona del segundo palo. Aunque los tres ataquen con agresividad el área rival, la principal opción de remate sevillista es el camerunés Stephane M´Bia, del cual se recuerdan goles de una trascendencia superlativa. Los otros dos rematadores se encuentran al apoyo de las situaciones en las cuales M´Bia no puede hacerse con el remate. En el caso de que el lanzamiento se quede corto, es Carriço quien entra en escena, mientras que si el balón va algo pasado la presencia de Krychowiak asegura que el balón va a ser atacado, como pudo comprobarse en el primer gol anotado frente al Feyenoord.




Los bloqueos también son utilizados por los jugadores sevillistas en los córners con la intención principal de liberar a M´Bia de la marca para que llegue libre a posición de remate. Incluso trabaja el Sevilla opciones diferentes, como el saque raso para que un futbolista remate desde el punto de penalti. Para que este llegue libre desde fuera del área, también recibe el pertinente bloqueo por parte de un compañero.


Desde un punto de vista defensivo, tanto en faltas laterales como en lanzamientos de esquina, el Sevilla también se muestra como un gran dominador de la estrategia. Para ello realiza un mecanismo defensivo combinado, en el que conjuga un marcaje zonal con tres hombres en el borde del área pequeña-en corners- o tratando de sacar lo más posible su zona defensiva junto a la marca individual del resto de efectivos sobre el rival. No tiene el equipo de Emery porteros de gran capacidad en el juego aéreo, pero con su estilo defensivo en el balón parado ha conseguido ser un equipo que no recibe demasiados goles en la estrategia. 





Gerard Deulofeu hacía su debut como titular en el Sevilla en este partido y se mostraba  determinante con el saque de las dos faltas que supusieron los goles. De esta forma evidenciaba una de sus principales cualidades futbolísticas, el golpeo de balón y su calidad para abastecer de centros a los rematadores en área contraria.

 Eran muchas las expectativas puestas en el joven jugador catalán después de su paso por el Everton, donde en algunos momentos dejó destellos de buen fútbol. Caer en las manos de Unai Emery era uno de los condicionantes para que la ilusión en que Deulofeu diera un paso importante en su carrera  fuera muy alta. Y debemos decir que el entrenador sevillista le dio oportunidades, y muchas,  en el arranque del campeonato. Pero Gerard sólo las aprovechó a medias al principio para irse dejando a ir con el transcurso de la temporada.

Ya en ese partido empezó a evidenciar cuáles podían ser sus problemas para ser importante dentro del Sevilla. En gran medida existían dudas sobre él en cuanto a su implicación defensiva y la exigencia que tiene Emery en este sentido con respecto a sus jugadores de banda. Pero el detonante del divorcio entre jugador y entrenador no fue ese aspecto.

Deulofeu ya dejó señas de ser excesivamente individualista y de jugar más para él que para el equipo, no siempre marcando diferencias. Es cierto que en determinados partidos de sus botas salieron algunas asistencias y goles que dejaron puntos en Nervión. Pero también lo es que en muchos momentos se le veía desconectado del equipo, como un ente externo al comportamiento táctico de sus compañeros. Excesivamente abierto en banda, no participaba excesivamente de la cadena de pases en ataque, ni ofrecía desmarques a sus compañeros.

La tendencia más habitual en su juego era esperar que la circulación de balón le llegara a él para buscar su jugada individual regateando para asistir o buscar el disparo. Cada partido en el que jugaba, Deulofeu participaba menos, bajando alarmantemente el número de acciones en las que entraba en contacto con el balón. Como su nivel de aciertos no era elevado a la hora de sacar rendimiento a sus jugadas individuales, el descenso acusado en su participación dentro de los encuentros le fue llevando a que cada vez su presencia fuera más prescindible.
No marcaba diferencias, pero lo peor es que no parecía estar ni metido en la dinámica del juego del equipo ni tampoco quererse implicar en la misma. Pareciera como si la creencia en que sus cualidades futbolísticas fueran suficientes para ser titular y determinante en el juego sevillista. Así, dejó de ser habitual en los partidos, para pasar a no entrar ni en las convocatorias, lo cual detonó en un cruce de declaraciones cruzadas en redes sociales entre jugador y futbolista.

Está claro que su paso por Sevilla no ha sido positivo para Deulofeu, dejando muchas sombras y pocas luces. Y evidenciando que debe llevar a cabo un proceso de maduración para entender lo que significa ser un jugador de élite en un equipo de máximo nivel. Implicación dentro de la dinámica de juego y entendimiento del mismo son aspectos en los que debe crecer, además de no aislarse a la espera de realizar la jugada que marque las diferencias en los partidos.

Su participación debe crecer para que así puedan salir a relucir las cualidades técnicas que posee, que son amplias y muy aprovechables por los equipos en los que juegue.



Formaban por primera vez juntos en la zaga sevillista. Para Kolo era su debut, por lo que podemos decir que existen atenuantes ante las dudas mostradas en  el partido llevado a cabo, para Carriço era su cuarto choque ya asentado como defensa central. Después de haber sido piedra angular la pasada temporada formando en el doble pivote junto a M´Bia, la llegada de Krychowiak y Banega devolvía al portugués a su posición más natural.

Y desde ahí fue poco a poco ganando el mismo peso que tuvo en la campaña anterior. Carriço se postulaba como el mejor jugador del partido frente al Feyenoord, dentro de un nivel medio bastante parejo. Su solvencia, su labor oscura y su determinación hicieron que el Sevilla pudiera vivir un partido muy cómodo desde el punto de vista defensivo pese a que globalmente, y en algunos casos individualmente-como en el de su pareja Kolo-, el rendimiento no fuera del todo óptimo.

Carriço ha dejado una temporada de máximo nivel que le ha conducido a la internacionalidad con su país, Portugal. Sin hacer ruido, con un nivel de rendimiento mantenido durante toda la temporada, el luso se ha ido haciendo fuerte desde la defensa. Su concentración, su agresividad en la marca y el trabajo en las coberturas en los compañeros le han convertido en un bastión para la defensa sevillista y en un pilar básico para Emery.

Todas esas cualidades las dejó patentes ante el Feyenoord, donde se bastó para anular cualquier ofensiva holandesa salvo un saque de falta que golpeó en los palos y por suerte no entró en la portería de Sergio Rico. Y sobre todo fue un auténtico salvavidas para Kolo.
El joven defensa francés llegaba del Niza, donde se había recalado procedente del Lyon. En la costa azul fue sufriendo una reconversión desde el lateral hasta la posición de central. Y se observa que aún le quedan conceptos que acoger. Su primer partido en el Sánchez Pizjuán ya dejó muestras de todo esto.

Sufrió para enfrentarse al delantero centro Manu y su movilidad hacia los costados, pero sobre todo donde levantó más sospechas fue a la hora de controlar las recepciones  de espaldas del 9 del Feyenoord. Sacado de su zona de confort, al lado de Carriço, sufrió en exceso. A esto debemos sumar que le tocó la responsabilidad de dar salida al juego sevillistas en muchas ocasiones y no en todas ellas se mostró lo suficiente solvente con el balón en los pies, entregando demasiados pases largos al contrario.

Carriço y Kolo fueron las dos caras de la moneda, sobre todo en cuanto a fiabilidad. El gran trabajo del portugués tapó los problemas que pudieron ocasionar las dudas dejadas por el francés.

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