CAPÍTULO 3: LA PRIMERA VEZ DE IBORRA

Comentábamos en la anterior entrega las dificultades que tenía el Sevilla, principalmente como visitante, para desarrollar un juego de ataque productivo y que superara la defensa rival de manera adecuada. La estrategia a balón parado, las transiciones y el talento individual producían la mayor parte de las acciones de finalización sevillistas y el juego ofensivo como conjunto no cumplía las expectativas esperadas en algunos partidos jugados por los de Emery como visitantes.

La visita a Lieja trajo novedades importantes en este sentido, Unai utilizaba en este partido algunas variantes en el fútbol de ataque de las que haría uso a lo largo de toda la temporada. Pero, sin embargo, volvían a darse situaciones pasadas no tan positivas. La pérdida del control del juego volvía a hacerse patente cuando el rival daba un paso adelante al ver que el Sevilla no producía ocasiones de manera clara y continuada. A los de Nervión les costará a lo largo del año controlar esas situaciones en las que la timidez de sus contrarios desaparece y aumenta su osadía ofensiva. El dominio de la segunda jugada será aspecto capital para ello, junto una mayor presencia de Banega en la elaboración y una mejoría en el juego de bandas por parte del equipo.

También tratará Emery de mejorar las combinaciones interiores, haciendo que este Sevilla crezca en registros y se haga más versátil en función de rivales, situaciones de partido y jugadores propios en el terreno de juego. El enfrentamiento ante el Standard de Lieja nos presentó estas situaciones, aunque no de manera del todo efectiva ni acompañadas por una resolución adecuada en los metros finales de las jugadas.

El partido se resolvía con un empate justo a tenor del poco brillo que mostraron ambos equipos, salvo algunas excepciones como las de Denis Suárez-saliendo desde el banquillo- y la pareja Aleix Vidal- Diogo en los sevillistas y Mpoku en los belgas en su enfrentamiento a Fernando Navarro. En este encuentro, el dominio inicial del Sevilla dejaba paso a una igualdad consecuencia del aumento de intensidad y subida de líneas por parte del Standard. Pocas ocasiones y no resueltas definieron un choque con la introducción de algunas variantes en el lado sevillistas que no terminaron de producir el efecto deseado en su entrenador, llevarse la victoria. 

El Sevilla llega a la tercera jornada de la Europa League siendo la principal sensación del campeonato liguero español. Pese a la derrota contundente contra el Atlético de Madrid, ese es el único encuentro perdido por los sevillistas en las ocho primeras jornadas de Liga, se encuentra aupado en la segunda posición de la clasificación, sumando diecinueve de los veinticuatro puntos disputados hasta la fecha.

Encima recupera a Kevin Gameiro después de que el punta francés haya estado casi cinco meses de baja por una lesión producida en Mayo de 2014. Su reincorporación al equipo es una noticia fantástica para Emery, que tiene en el galo un recambio de garantías para Bacca como demuestran los veintiún goles marcados en todas las competiciones de la pasada campaña sin ser el delantero titular referente.

Gameiro ofrece al Sevilla minutos de calidad en las rotaciones o desde el banquillo, además de aportar un plus en la movilidad hacia los costados y en los desmarques de ruptura sobre Bacca. Si Unai necesita profundidad o una mayor amplitud en su juego en un determinado partido o en el transcurso del mismo, Kevin está muy capacitado para dotar al equipo de ello, aunando buenas cifras goleadoras. Y permite al técnico vasco utilizar la variante con dos puntas que, no por ser poco habitual, deja de ser útil a lo largo de toda una temporada.

Enfrente tiene el Sevilla a un Standard de Lieja en situación comprometida, su arranque de campeonato no ha sido bueno y llega a la cita europea con la renuncia en el cargo de su entrenador, Guy Luzon, tras unos bochornosos acontecimientos ocurridos el fin de semana previo en la derrota del equipo frente al colista Zulte Warengem. Los aficionados del Standard detuvieron el encuentro en el minuto 80 por el lanzamiento de objetos al terreno de juego. Y a raíz de ahí se produce el desencuentro entre el entrenador y el dueño del club belga, el multimillonario Roland Duchâtelet-  propietario también del Alcorcón español-. Finalmente el segundo entrenador de Luzon, Ivan Vukomanovic, sería quien tomaría las riendas para enfrentarse al Sevilla en el banquillo de los de Lieja.

El ambiente se muestra muy tenso en la previa entre aficionados y directiva del Standard, lo que se refleja en que el público no llega ni a ocupar la mitad del aforo pese a la visita del campeón en curso de la Europa League.

Ante esa situación, el Sevilla se presenta en su visita a Bélgica, en la tercera jornada de la Europa League, con todos los condicionantes a favor para romper la racha que lleva en competición europea como visitante -los sevillistas no han ganado ninguno de los tres últimos enfrentamientos que han disputado en Europa fuera de Nervión- y de paso obtener también como premio el dejar encauzada la clasificación para la ronda de cruces. 









A la presencia como titular de Gameiro hay que sumarle una variante que en ese momento nos sorprende a todos respecto a lo que venía utilizando Emery en los partidos precedentes. Banega cuando ha sido titular-hasta entonces- lo ha hecho en posición de mediapunta y sólo lo hemos visto actuar como mediocentro en la primera jornada de la Europa League frente al Feyenoord en el Sánchez Pizjuán con la entrada al campo de Denis Suárez.

Nadie, viendo la alineación inicial en ese momento de la temporada, esperaba que fuera Iborra quien jugara cercano al punta y que Banega fuera el compañero de armas de Krychowiak en la zona ancha del terreno de juego. De esta manera invertía Unai los papeles que estaba otorgando a sus jugadores hasta ese momento. Esta será una variante que se asentará en la segunda vuelta del campeonato y pasará a ser discurso en el juego sevillistas durante bastantes semanas del mismo-definiendo el modelo de juego andaluz-, hasta que se volverá a dejar de lado para utilizar otras en las que Krychowiak y M´Bia se constituyen como el doble pivote principal en el once titular de Emery. En liga ambos ya se han consolidado como la pareja que da sostenibilidad por detrás al equipo, mientras que el fútbol fluye desde las botas de Denis Suárez, con momentos puntuales de desequilibrio de Deluofeu y la regularidad pasmosa que Vitolo ofrece de manera continua-con la cual alcanzará la internacionalidad con la selección española gracias a una temporada en la que es un metrónomo en el rendimiento, siempre constante-.

A ellos se une un Bacca para el que el verano ha sido difícil por las lesiones, llegó justo al Mundial donde apenas pudo jugar, y luego no pudo recuperarse de la manera más adecuada para el arranque del campeonato. El fútbol del colombiano está lejos del de la pasada temporada, se nota en exceso su falta de preparación física, pero su puntería incluso es superior a la de la anterior campaña, haciendo muchos goles para el juego que está poniendo en liza.

La Europa League sigue siendo campo de rotaciones para Emery. Volvemos a ver como continuaba  insistiendo en la presencia de Reyes como falso extremo izquierdo, jugando a pierna natural. Sin embargo el rendimiento del utrerano desde esa posición de partida se resentía.  Su velocidad y desborde en conducción ya no son los que tuvo durante gran parte de su carrera y ahora daña mucho más en posiciones interiores, como asistente o llegador que como futbolista de regate. Y bajo esas condiciones futbolísticas que actualmente  posee José Antonio, jugar a pierna cambiada es una bendición para él. Las recepciones que puede llevar a cabo de esta manera son mejores porque se protege con el cuerpo y su orientación para dar continuidad al juego es superior a la que obtiene en su banda natural. Así recibe más liberado o con más tiempo para girarse y tiene un panorama visual mucho mejor para dar continuidad al juego entre líneas.  Reyes no firmará grandes actuaciones en su lado natural y habrá que esperar para verlo dar un rendimiento elevado, que coincidirá cuando empiece a posicionar a pierna cambiada y el estilo del equipo reduzca el envío directo para progresar más en corto que en largo.

A Reyes no le pedirá Unai profundidad por fuera, aunque juegue algo más abierto de lo habitual en él, pero si pudimos ver en este partido a un Vidal más exterior que el analizado en la pasada entrega. De ahí que su rendimiento creciera para ser, junto a Krychowiak, el mejor sevillista en el terreno de juego.

Este partido, por tanto, nos permite constatar como Emery mueve ideas y piezas dentro del equipo para mejorar la fluidez del juego ofensivo. Bandas asimétricas con una mayor amplitud en el juego y progresión exterior, mejor preparación para el juego directo-aunque no todo lo que debiera-, y Banega en la gestión del primer pase desde el comienzo de las jugadas son las principales ideas que podemos sacar del estilo de juego sevillista en este partido.


A la vista de que las variaciones tácticas iniciales que Emery ha introducido en este partido no funcionaban de la manera adecuada, decide dar un cambio a la idea de juego que estaba desarrollando el Sevilla. De Unai se pueden decir muchas cosas, pero nunca que sea inmovilista. En ocasiones será demasiado obstinado con sus ideas, aunque esta temporada ha dado un paso al frente muy importante en ese sentido. Está mucho más abierto a hacer uso de toda la plantilla y a tirar de alternativas si las cosas no funcionan.

Dado que el Standard ha igualado el partido, incluso teniendo incursiones peligrosas ante la falta de repliegue de Reyes para ayudar a Fernando Navarro desde su extremo derecho Mpoku, y que los sevillistas sólo encuentran desequilibrio desde la pareja Vidal-Diogo en banda derecha, el entrenador sevillista tira por reducir el juego directo y sumar más efectivos en un estilo ofensivo más elaborado. Esto condujo a que la salida de balón no fuera tan aseada, al tomar mayores riesgos, y los sevillanos tuvieran alguna pérdida peligrosa. Pero también a que mejorara la calidad del juego sevillista y que, por ende, llegaran ocasiones para resolver el encuentro. Sorprendentemente, Bacca no las materializaría al nivel de acierto que estaba llevando hasta el momento en este arranque de temporada.




Primero Denis Suárez y Carlos Bacca saltaban al terreno de juego con la idea de conectar mejor entre líneas, para sumarse a este cometido en el último cuarto de hora Deulofeu con un rol algo diferente al de Aleix Vidal, al que sustituía. Al cedido por el Barça Emery le pediría en el tramo final del partido que apoyara más por dentro que desbordara por fuera. Y así el Sevilla crece en asociación y mejora bastante su ataque, encontrando Banega mejores compañeros para el fútbol que más le define.

Esta será la línea que más busque Emery en este tramo de la temporada en la que pretende consolidar al equipo en los puestos altos de la clasificación cuando sus ideas iniciales no sean lo suficientemente productivas. Poco a poco irá reduciendo la presencia de los jugadores exteriores y sumando efectivos en zonas interiores con mayor capacidad de asociación. Se está gestando el Sevilla de los escalones, aquel en el que las líneas de pase en el pasillo central aumentan y se hace más bonito de ver. Otra cuestión es la efectividad que tenga, que será dispar. 



Banega, Reyes e Iborra serán determinantes en el crecimiento del Sevilla a comienzo del año 2015, cuando el equipo se encontraba más perdido desde el punto de vista táctico durante toda la temporada. Y lo serán cumpliendo roles diferentes a los que les habíamos visto hasta este enfrentamiento contra el Standard de Lieja. Emery daba el primer paso con el cambio de funciones de Banega e Iborra, para verlo en Reyes habrá que esperar todavía un poco.

En contra de la lógica llevada a cabo hasta entonces por el entrenador sevillista, en Bélgica sorprendía a todos ubicando a Banega como mediocentro y a Iborra como mediapunta. Denis Suárez está siendo el motor sevillista en Liga en ese momento del curso futbolístico, pero en Europa League todavía no ha alcanzado el cuadro de Nervión esa capacidad para atacar a los rivales cuando estos le dejan la iniciativa ya que el gallego no suele participar demasiado, salvo en las segundas partes unos minutos.

De cara a resolver este problema, Emery ubica a Banega como salida natural del juego, siendo el que recibe de los centrales o el que se incrusta entre ellos para formar una defensa de tres que supere la primera línea de presión rival. Y para mejorar la calidad del juego directo posiciona a Iborra como la boya receptora de los desplazamientos largos desde atrás. Esto índice en dos aspectos, atrás se sale con mayor fluidez y arriba se ganan más disputas y se facilita el trabajo sobre la segunda jugada, los extremos por dentro y Krychowiak adelantado sobre Banega cercan a Vicente para pelear sus prolongaciones o rechaces de la defensa rival. 


Pero el equipo volvía a dejar patentes las cuestiones que analizábamos en la anterior entrega, poco escalonamiento, mucha distancia entre las líneas en ataque y demasiada dependencia del juego directo para atacar. Por dentro los apoyos eran escasos y en muchas ocasiones todo quedaba reducido a buscar la disputa aérea de Iborra y sus prolongaciones. Los extremos aparecen demasiado pegados a los teóricos delanteros, los laterales abiertos y proyectados pero sin romper al espacio sin balón y la distancia entre iniciación y finalización se hace enorme con un agujero en el pasillo central que nadie ocupa. 



Esta cuestión se hacía todavía más evidente cuando los mediocentros se abrían en el mecanismo que analizamos en el pasado capítulo, ocupando posiciones de teóricos laterales para la salida del juego desde atrás. Emery quiere evitar a toda costa las pérdidas en campo propio, no las contempla como una opción a exponer frente a un equipo más compacto en ataque. Pragmatismo por encima de todo, como exponíamos en el pasado capítulo. Además de ubicar muchos efectivos detrás de la línea de mediocampo rival, aspecto colateral de esta decisión elegida por Unai en el juego de ataque.


Emery introducía cambios en sus alineaciones pero bajo la misma idea de juego. El fútbol directo con el que evitar las pérdidas era fundamental. Para ello elegía a unos especialistas más acordes con las funciones que debían llevar a cabo, Banega iniciando e Iborra ganado disputas y prolongando. Y esto no tiene que ser negativo per se. El problema es que no producía los resultados esperados.  Pero jugar más directo no es algo que haya que demonizar, por mucho que en nuestro futbol nacional sea en muchas ocasiones estigmatizado.

El Sevilla no terminaba de ser un equipo poderoso en ese tipo de juego, Iborra ganaba muchas pero la segunda jugada no funcionaba de la manera adecuada. Y cuando el rival daba un paso adelante y empujaba más atrás al Sevilla, no tan cerca de su propia área, comenzaba a igualar las tornas en el partido. El fútbol directo dejaba de ser adecuado por improductivo.

Incluso cuando el equipo se asentaba en campo rival los jugadores más ofensivos se quedaban esperando el envío al área sin dar apoyos, los mediocentros no rompían nunca el doble pivote subiendo línea ni los laterales se proyectaban por banda sin balón. Todo queda reducido a dar pases horizontales hasta meter un balón profundo directamente a zona de remate. Es decir, un fútbol ofensivo muy simple y dependiente de que el pase profundo sea efectivo frente a un rival al que no se ha desorganizado en su estructura defensiva. Complicado así. 


Para solucionar la escasa generación de ocasiones sobre la portería del Standard, Emery modificaba el fútbol ofensivo de su equipo. Tras la entrada de Denis Suárez y Bacca sustituyendo a Reyes y Gameiro, conseguía el cuadro sevillista volcar nuevamente el partido hacia sí. Pero todo desde una idea diametralmente opuesta a la llevada a cabo hasta entonces. El lugar de buscar el juego directo, tras los cambios, los visitantes en este partido buscaban la asociación en corto y los apoyos entre líneas para progresar, comenzando el juego en un lado y acabándolo en el contrario.

Este juego combinativo nacía de una ocupación espacial más racional en el campo contrario. Se generaban más líneas de pase en base a un aumento de la movilidad de Suárez y Bacca en los apoyos frente a un Reyes por momentos demasiado abierto y estático y un Gamiero que buscaba en exceso la profundidad o los movimientos hacia las bandas. La entrada de Deulofeu también ayuda a dar una opción más de pase por dentro al participar más en posiciones interiores que Aleix Vidal, al que sustituye.



Como consecuencia de la modificación expuesta el Sevilla mejoraba y tenía varias ocasiones en el tramo final para llevarse el partido. Emery se decantará por esta última solución como la prioritaria en las siguientes semanas, mientras que la variante Iborra aparecerá ya en el año 2015 pero con una modificación capital de la que sacará un beneficio sustancial el equipo andaluz.

Estas cuestiones se tratarán más adelante en el transcurso de este trabajo.

De lo más rescatable hasta los cambios que modificaron el desarrollo del juego sevillista en Lieja fue la figura de Aleix Vidal. Si en la anterior entrega hablábamos de él en clave negativa, esta vez tenemos que hacerlo de una manera diametralmente opuesta. Todo se debe a que Emery le otorgaba funciones diferentes aun partiendo de la misma posición. Y es que ocupar una determinada zona del campo no tiene por qué significar que el desarrollo del mismo tiene que ser idéntico, por más que se trate del mismo jugador.

Vidal jugaba un partido con funciones diferentes y mucho más positivas a sus características. Su inicio de temporada había sido bastante bueno, cumpliendo las expectativas puestas en su fichaje. Jugador de banda total, de los que llegan a las dos áreas y cuyos esfuerzos son continuados, cuando se le pide presencia interior su rendimiento baja porque se le coarta la carrera y debe ser más fino técnicamente.

Dentro del planteamiento que hemos referido para este partido nos quedaba analizar el juego de bandas sevillista, con su asimetría respecto a los dos perfiles. Por derecha, Diogo y Vidal fueron lo único profundo que tuvo el Sevilla de manera más o menos constante en el partido. Aleix es un jugador de banda de los que se manejan perfecto en pareja, abriendo el carril para la llegada de su lateral o dándole metros  para progresar o centrar con la amenaza de su desmarque en profundidad. Mucho más abierto que en la visita a Croacia, Vidal se hacía con el honor de ser el mejor futbolista de la línea de ataque de un gris Sevilla desde su desborde en carrera y apoyos a Diogo para romper por su banda la defensa belga.

Pero todavía el crecimiento del catalán será superior a lo largo de la temporada, hasta alcanzar la convocatoria con la selección española y el fichaje por el FC Barcelona en una temporada para enmarcar a base de trabajo, talento y crecimiento competitivo. Hablaremos mucho de Aleix en este trabajo en posteriores entregas, al haberse convertido en un jugador determinante para el Sevilla en la parte final del campeonato, decantando dos eliminatorias y comenzando un proceso de asimilación de cambio de posición hacia el lateral derecho.



El polaco Krychowiak llegaba a Sevilla con un gran desconocimiento en torno a su figura, pero pronto comenzaba a llamar la atención por sus actuaciones siendo un debutante en la Liga española. Destacaban en sus primeras apariciones en sevillista aquellas condiciones que más llaman la atención en él, su fortaleza física, capacidad de robo, disparo de media distancia y remate de cabeza.

Pero actuaciones como la desarrollada frente al Standard en Lieja mostraban que su registro de juego tenía muchos más matices. De gran lectura táctica defensiva, los apoyos que otorgaba a sus laterales protegían la transición defensiva de los de Emery. Krychowiak siempre aparecía presto a dar un apoyo defensivo a cualquiera de los dos costados del campo, dejándonos ver una lateralidad enorme para un jugador de su posición y físico.

Krychowiak también comenzaba a dejar muestras de su juego con balón. Su fútbol con la pelota en posesión es de carácter sencillo a simple vista, pocos toques pero generalmente muy eficaces. Suma pocas pérdidas y el balance de estas con respecto a los robos le dan unos dividendos extraordinarios. Pero sobre todo sorprende su rango de pases y su visión de juego. No es un futbolista, como dejaba patente en esta jornada de Europa League, de apoyos constantes al compañero que tiene el balón y toque corto continuado. Él es un mediocentro de tranco largo en carrera y de las mismas características en el desplazamiento de la pelota.

Destaca por sus diagonales para dar un cambio de orientación al juego-de una enorme precisión- y por sus pases rasos generalmente cruzados detectando al compañero libre entre líneas. Más que un organizador, es un desatacador de embrollos ante la presión, encontrando con suma facilidad a jugadores de su equipo libres de marca lejos de la zona de influencia defensiva rival para facilitar la continuidad de la posesión del balón, ofreciendo ventajas a quien recibe sus pases.

Casi nunca sus envíos son verticales, prefiere jugar en horizontal y sobre todo en diagonal. Y su nivel de acierto en los lanzamientos a un compañero no se resienten según la zona del campo donde se encuentre, siendo igual de preciso en campo propio como en el rival. Además une precisión en el desplazamiento largo con la izquierda y lo único que pide es una línea de pase sin marcador a quien le va a dar la pelota, sin importarle en exceso la distancia. Eso sí, no lo veremos utilizando un rango corto de pases combinativos donde se mueve y vuelve a ofrecer un apoyo a su compañero. Ese no es su fútbol de ataque.

Krychowiak se ha convertido en una sola temporada en un jugador determinante en el Sevilla por su influencia defensiva y por el poderío que muestra en el manejo de las transiciones. Ha llegado a tal punto su importancia en el entramado táctico de Emery que la directiva sevillista lo ha catalogado de intransferible y no está dispuesta a escuchar ninguna oferta para su venta.

En Lieja dejaba patentes todas sus características tanto defensivas como ofensivas para ser el mejor jugador sobre el campo con diferencia con respecto al resto. Y no será la única vez que lo haga en la temporada. Algo muy llamativo para un futbolista llamado a ser un barrendero de primer orden, pero con gran precisión cuando tiene que jugar la pelota. 


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